La Unión Europea (UE) y Turquía persiguen una mayor cooperación en materia de políticas de visados, un asunto crítico para su relación en evolución. En recientes conversaciones de alto nivel, los funcionarios insistieron en la necesidad de agilizar los procedimientos de viaje en beneficio de los ciudadanos turcos y de la UE.
UE sobre prioridades compartidas
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió esta semana en Ankara con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para hablar de la relación UE-Turquía. En declaraciones a la prensa, von der Leyen destacó la importancia de que ambas partes trabajen en sus prioridades comunes, como los visados. También subrayó la importancia de fomentar la movilidad para reforzar los intercambios económicos y culturales entre ambas regiones. “Es crucial que trabajemos juntos en nuestras prioridades comunes y profundicemos nuestra cooperación en la gestión de fronteras, la lucha contra el tráfico de inmigrantes y los visados”, señaló. Esta evolución pone de relieve un renovado interés por resolver los antiguos retos de la movilidad, al tiempo que se fomentan los lazos económicos y culturales mutuos. Turquía y la UE mantienen conversaciones sobre la liberalización de visados desde 2013. Sin embargo, la UE aún no ha tomado una decisión al respecto, dadas ciertas preocupaciones políticas. Otro país que también está impulsando la liberalización de visados es Armenia.
Preocupación por la expedición de visados
El debate se produce también en un momento en que los ciudadanos turcos han expresado su frustración por la solicitud de visados Schengen. A pesar de los avances, sigue habiendo retos importantes. Por ejemplo, los viajeros turcos suelen percibir el proceso de visado como desigual y gravoso en comparación con otras naciones. La cooperación en materia de visados ha sido un tema delicado en las relaciones UE-Turquía durante años. Los ciudadanos turcos se enfrentan con frecuencia a procedimientos complejos y costosos para obtener visados Schengen, lo que suscita preocupación sobre la equidad. En septiembre de 2024, la embajada alemana aseguró que el aumento de los controles fronterizos de la UE no afectaría a la expedición de visados a los solicitantes turcos. El régimen de visado a la llegada de Grecia para los visitantes turcos es un ejemplo prometedor de colaboración práctica. Hasta noviembre de 2024, Grecia había expedido más de 100.000 visados a la llegada, lo que pone de manifiesto el potencial de las soluciones a medida. Además, 400.000 turistas turcos habían pasado por las islas griegas durante los meses de verano. Tales iniciativas pueden considerarse medidas de creación de confianza que podrían allanar el camino para unas conversaciones más profundas sobre la liberalización de visados. “Grecia y Turquía no somos sólo vecinos. Somos socios, especialmente en el sector del transporte marítimo”, declaró el ministro griego de Transporte Marítimo y Política Insular, Christos Styliandis. “Los dos países son también socios tradicionales en la Organización Marítima Internacional (OMI), donde hemos desarrollado una cooperación estrecha y productiva. Y nos hemos apoyado mutuamente en varias ocasiones”.
Impacto de la pertenencia a la UE
No obstante, las conversaciones también presentan oportunidades para ambas partes. Una mayor cooperación en materia de visados podría impulsar el turismo, el comercio y los vínculos interpersonales, beneficiando a las economías y reforzando los lazos diplomáticos. La posición única de Turquía como puente entre Europa y Oriente Medio subraya su valor estratégico en estas conversaciones. El presidente Erdogan ha subrayado que la adhesión de Turquía a la UE sigue siendo un objetivo estratégico para el país. “Está claro que nuestra adhesión supondrá importantes contribuciones tanto para la unión como para nuestro país”, ha señalado. “Los recientes acontecimientos han reforzado aún más la posición de Turquía como país clave”. La mejora de la cooperación en materia de visados conlleva importantes implicaciones geopolíticas y económicas. Un proceso más fluido podría reforzar el papel de Turquía como socio clave en la estrategia regional de Europa.
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